Como nunca había podido ir a un tapersex, pues me propuse organizarlo yo misma. Así, a lo grande. Y es que las cosas, o se hacen bien, o no se hacen. Como iba a celebrar mi cumpleaños y lo de la fiestas de disfraces ya me parecía mucho pedir a mis invitados que iban a tener que soportar una fiesta ‘remember’. No por la música, no, sino porque iba a dar bocadillos de pan Bimbo de chorizo y de Nocilla (estos para el postre) aunque faltaron los Sugus, pero como les han cambiado el envoltorio, los descarté.
Describiendo así la fiesta de cumpleaños, el tapersex estaba un poco como metido con calzador, ¿verdad? pero fue divertido jugar a ser Lorena Berdún. Antes de empezar la ‘merendola’ de pan de molde y refrescos de cola había como tensión en el ambiente, pero sin el como. No se hablaba de nada en concreto. Algún “a ver qué pasa”, o “a ver qué es esto”, se perdía en lontananza. Todas teníamos (estoy convencida) la misma sensación que cuando tienes que pasar por una calle en la que hay un sexshop, y además, sabes dónde está, e incluso conoces la altura exacta en la que se encuentra el porno-local, porque siempre al llegar a este punto de la vía, pasas mirando al suelo, y aceleras el paso. Pero qué nos pasa. Estamos tontos. Igual pensamos que de allí puede salir el Cobrador del Frac o qué.
Al asunto, que Millán tenía curiosidad de saber cómo fue la reunión femenina. Pues eso, nuestra Lorena Berdún particular (simpatiquísima, de verdad) desplegó una percha en la que colgó diferentes conjuntitos de ropa interior, todos monísimos, a los que dejamos de prestar atención cuando, sobre un mantelito rosa, empezó a colocar todo tipo de artículos y juguetes eróticos. ¡Madre del amor hermoso!
Y la Berdún empezó a explicar para qué servía esto, lo otro, lo de más allá y cómo, cuando y con quién utilizarlo. ¡Fue un verdadero master ‘del universo’! Y yo perdiendo dos años de mi adolescencia en un curso extraescolar sobre sexualidad…para qué, si después la vida es de otra forma. Allí estaba el sexólogo, majísimo por otro lado, explicándonos algo sobre una mandarina y sus gajos, diciéndonos que tienes que prestarles atención a todos de la misma forma. Es de lo único que me acuerdo. ¡Para qué! Que igual tenía su utilidad eso de la mandarina, pero yo aún no se la he encontrado, y a todo lo que nos enseñó nuestra Lorena Berdún se la encontramos en un santiamén. Lo que es la industria del juguete erótico.
FELIZ VERANO
Hace 2 días
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